miércoles, 29 de marzo de 2017

SI LOS PROFESIONALES LO HACEN...

                                    Ejemplos que son imitados en el fútbol de categorías inferiores




Hace un par de semanas tuvo lugar en Mallorca una vergonzosa pelea entre padres que fue objeto del anterior artículo del blog. El bochornoso espectáculo ha sido condenado en las redes sociales y numerosos medios de comunicación, pero las declaraciones de algunos implicados diciendo que volverían a hacerlo y que habrá venganza, y de uno de los chicos afirmando que se siente orgulloso de su padre agresor, constatan que no se trata de un simple calentón pasajero, aunque este haya ayudado a la explosión, sino de una actitud que es coherente con lo que se siembra desde el fútbol profesional y su entorno. Si los profesionales lo hacen…

En esta línea, la semana pasada volvió a destacar un partido de fútbol de juveniles en el que un jugador, probablemente respondiendo a lo que le habían dicho desde la grada (lo cual no es una justificación), tuvo un ataque de cólera y se encrespó con el público como un enérgumeno, encendiendo la mecha de una lamentable tangana. En realidad, aunque habitualmente no tienen tanta repercusión mediática, los insultos, provocaciones, amenazas y peleas están a la orden del día en los campos de fútbol de las categorías inferiores, por lo que estos hechos no son aislados, sino que corroboran la tendencia ascendente que puede observarse casi todos los fines de semana. Si los profesionales lo hacen…

La falta de educación deportiva de los padres y el protagonismo que les otorga la actividad de sus hijos en ese fútbol a pequeña escala, son factores esenciales que en gran parte explican estos comportamientos, pero tal y como he apuntado en otros artículos, además hay un factor de enorme relevancia que es el mal ejemplo que a menudo transmiten los profesionales, tanto exibiendo comportamientos antideportivos como minimizándolos, justificándolos o protegiendo a los infractores como si fueran santos o víctimas de conspiraciones. En estos días, hemos podido observar dos de estos ejemplos.

El primero, tiene como primer protagonista a Messi. Fíjense de quién hablamos. Seguramente, el mejor jugador del mundo. Un auténtico ídolo en quien se fijan millones de chavales de todo el planeta que juegan al fútbol y, por supuesto, sus padres, entrenadores, directivos, etc. Cualquier cosa que digan o hagan él y otros de su categoría y fama no pasa desapercibida, y de ahí su enorme trascendencia. En el partido Argentina-Chile, Messi insultó gravemente a un árbitro asistente, y las imágenes dieron la vuelta al mundo. ¿Se puede pasar por alto una acción antideportiva así, teniendo en cuenta la fata de respeto que supone y la repercusión que tiene en quienes lo observan? Por suerte, en este caso, el juez de la FIFA decidió sancionar al emblemático infractor con cuatro partidos, dejando muy claro que se trata de un comportamiento intolerable que hay que eliminar del fútbol.

Es importante que, como en este caso, los jueces deportivos responsables de las competiciones impongan sanciones ejemplares para que los infractores y, sobre todo los chicos y quienes les rodean, sean conscientes de que ese tipo de comportamientos no se pueden tolerar, y si el implicado es una gran estrella, actuar con contundencia tiene un impacto favorable todavía mayor. No quiero decir con esto que a los mejores, por el hecho de serlo, haya que castigarles con más dureza que a los demás, sino que aplicándoles lo que sea justo para cualquier infractor, el impacto es mucho mayor. Si a los profesionales se les sanciona cuando insultan…

Esta sanción proporciona una gran ocasión para erradicar la idea, que al parecer tienen muchos, de que en el fútbol se puede insultar al árbitro y no pasa nada, pero lamentablemente, algunos desaprovechan irresponsablemente una oportunidad tan valiosa. En este caso, el Barcelona, club de Messi, ha publicado un comunicado en el que muestra su “sorpresa e indignación”, añadiendo que “el club considera injusta y totalmente desproporcionada la sanción… pues se trata de un deportista ejemplar”. Ahora es el Barcelona, y otras veces, otros clubes, pero el patrón es el mismo. Al parecer, se sienten obligados a defender a sus jugadores ante su masa social o para mostrarles su apoyo. Una lealtad de fachada mal entendida que demuestra una gran falta de responsabilidad. ¿Es injusto que se sancione a un jugador que insulta al árbitro? ¿Desproporcionado? ¿Cuántos árbitros en categorías inferiores, a partir de este ejemplo, sufrirían insultos o, en estadios sin apenas protección, amenzas intimidatorias y agresiones, si un comportamiento como este no fuera sancionado contundentemente? Es muy posible que, en general, Messi sea un buen chico y un deportista ejemplar, pero en esta ocasión su comportamiento no lo ha sido, por lo que es lógico y muy saludable para el fútbol y el deporte en general, que sea sancionado con dureza.

Además de este lamentable comunicado, lo que se ha destacado y en lo que seguramente se insistirá para presionar y que la sanción se reduzca, es que sin Messi, Argentina ha perdido contra Bolivia y se complica su clasificación para el mundial. ¡Un mundial sin Messi! Algunos que se rasgan las vestiduras cuando los jugadores y los padres de categorías inferiores insultan y se pelean o agreden a un árbitro, piensan ahora en los intereses económicos y claman por la posible ausencia del gran ídolo. Si Argentina no se clasifica, es evidente que habrá otros motivos; y de hecho, se está hablando de sustituir al técnico, pero se trata de que la gran estrella no falte, por lo que abierta y encubiertamente se presionará para intentar evitarlo. Por muchos intereses económicos que haya, ¿se debe pasar por alto o minimizar un comportamiento antideportivo que puede tener una repercusión tan grave en el fútbol base? Si en el fútbol profesional no se le da importancia o se perdona fácilmente…

La otra noticia es que el Sevilla, debido a las amenazas e insultos reiterados a un jugador  del equipo contrario, ha sido sancionado a cerrar el sector de la grada donde se alojan sus seguidores ultra. Otro castigo ejemplar que pretende luchar contra el comportamiento antideportivo. Si se puede insultar en un gran estadio sin que ocurra nada, ¿por qué no, en los campos de categorías inferiores? De nuevo aquí, la respuesta del club ha sido decepcionante, ya que según he leído, recurrirá la sanción. Otra oportunidad desaprovechada de demostrar desde un club poderoso que no se tolera y sí se persigue el comportamiento antideportivo. Sin embargo, al igual que en el caso de Messi y otros en los que otros clubes se han pronunciado de manera similar, parece que es más importante defender a los propios hagan lo que hagan, que asumir la responsabilidad de educar a través del ejemplo. Si los profesionales lo hacen…

Chema Buceta
29-3-2017

@chemabuceta

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